martes, 17 de julio de 2007
Sospecho
Mi vida sin ti aparenta continuar como si nada. Tu cuerpo no está y nunca estuvo. Mas dicen que las apariencias engañan. El futuro que te incluía se ha ido. De mi mente no he logrado exiliarte, pero ahora, ya no albergo los mil posibles gestos tuyos sino el pasado: las, cada día menos, fotografías que de ti tengo memorizadas. Y si trato de imaginar tu cara se vuelve un polvo negro y se diluye en la oscuridad. Ya no habrá palabras frescas. No existirá más la intermitente constancia de tu llamada. Se fue la certeza de tu existencia lejana. Pero sospecho eres tú ese viento que irreverente ronda desde tu sepelio mi falda. La insondable caricia que roza mi espalda. Sospecho que eres tú ese etéreo deseo al que ya no puedo reclamar nada.
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